martes, 24 de mayo de 2011

Caperucita Roja, de Adolfo Serra

Narval es una editorial que comenzó a publicar libros hace poco tiempo pero que en su corta vida ha colocado en las librerías una serie de libros a cual más bello e interesante.
Basta con ojear su catálogo para darse cuenta de que existe por su parte una voluntad de editar libros bellos, donde la ilustración cumple un papel primordial, tanto como la selección de autores.
Hace tiempo que me apetecía escribir sobre alguno de ellos y ha acabado por elegir la Caperucita de Adolfo Serra.
Adolfo es un autor joven pero que viene pegando fuerte por su habilidad para contar historias con imágenes de una forma magistral así como por su versatilidad a la hora de afrontar los diversos proyectos a los que se enfrenta.
Todos conocemos la historia de Caperucita, nos la han contado desde que éramos niños, así que no es preciso repetir el texto, sólo imágenes forman este magnífico libro que despliega en cada doble página una ilustración que detalla un momento de la historia recurriendo a deliciosas metáforas visuales.
El lobo, onmipresente en color negro con sus ojos amarillos, toma forma de bosque, de camino, de escalera... y una caperucita diminuta, insignificante frente a la enormidad de la bestia, pone un punto de color rojo sobre fondo blanco en cada nueva página.
No es fácil lograr el nivel narrativo que Adolfo Serra ha alcanzado con este libro. 
La forma en que desgrana cada momento de la historia sin apenas más personajes que el lobo y Caperucita, sin diálogos ni texto alguno, sólo recurriendo a exquisitos juegos visuales cercanos al expresionismo en su dramatismo y carga conceptual está al alcance de pocos ilustradores, algunos maestros y quienes, como Adolfo, acaban de empezar pero ya tienen asegurado un puesto entre los mejores.
La contemplación de este libro me ha proporcionado un disfrute que desde hace tiempo no me otorgaba ningún otro título y recomiendo a quien busque algo diferente entre la marea de títulos que cada día arriba a las playas editoriales de este país que no deje de incluirlo en su biblioteca porque es de esos volúmenes que sirven de referencia sin importar el tiempo que haya pasado desde su publicación.
Enhorabuena a Narval y a Adolfo, los seguiré con detalle en todo lo que hagan y seguro que me dan nuevos motivos para hablar de ellos otra vez en este blog.

Web de Narval

lunes, 1 de noviembre de 2010

la Coca Cola de Flash Gordon.

Es la comidilla en los ámbitos diseñiles de internet. Hace poco que apareció pero ya todo el mundo habla del diseño de la botella de Coca Cola que ha realizado Jerome Olivet.
Este buen señor, cuya web podéis encontrar aquí: http://www.jeromeolivet.com/gallery.php, es un diseñador que ha elaborado un nuevo diseño para la botella en cuestión por su cuenta y riesgo, sin que exista un encargo de por medio.
Rápidamente, la botella se ha hecho un hueco en blogs y foros all over the world y no han sido pocos los que han vaticinado el fin de la botella tradicional en beneficio de esta nueva, incluso muchos han creido que esta es realmente la nueva botella de Coca Cola.
Es normal que un diseño como ese, que parece creado por Alex Raymond para alguna nave de Flash Gordon o del malvado Ming, haga correr ríos de píxeles y que los más prontos al sensacionalismo vaticinen el fin de nuestra querida botella, también conocida como Contour.
Por eso conviene explicar razonando por qué, a mi juicio, esta botella no puede sustituir a la anterior, aunque existiera la intención por parte de la empresa.
¿Qué hace tan buena a la botella tradicional en contra de esta?
En primer lugar: Reconocimiento.
Todo el mundo reconoce la silueta de la botella pues la distingue desde 1915 (Con ligeras variaciones a lo largo de los años). De hecho, en muchas ocasiones la mera silueta de la botella ha servido y sirve como publicidad de la marca, pues permanece en la memoria colectiva y basta con ver su forma para pensar en la chispa de la vida. La botella de Olivet tiene una forma que no es en absoluto tan reconocible para el público como es la otra, y pedir que los consumidores se la aprendan es trabajo perdido.
En segundo lugar: Economía.
La botella actual de Coca Cola, tanto si se produce en cristal como plástico así como en algún otro material, se fabrica de una sola pieza más el tapón. Esta nueva necesitaría de dos piezas diferentes, que habría que fabricar por separado, tal vez en materiales diferentes, y posteriormente ensamblar y pegar. Eso hace que el coste de la producción se encarezca, lo cual no es deseado por ninguna empresa, especialmente con una producción como la de Coca Cola y en estos tiempos de hacerle agujeros al cinturón que corren.
En tercer lugar: Ergonomía.
La botella Contour fue diseñada para ser sujetada con una sola mano sin que resbale. No sé cómo habría que agarrar la Mystic para que no resbalase de las manos.
En cuarto lugar: Espacio para la marca.
Ya sea en la etiqueta de papel de las botellas como en las latas, Coca Cola se encarga de colocar bien visible su famoso logotipo, para que desde cualquier lugar se distinga. La botella diseñada por J.O. deja un espacio demasiado pequeño para la marca como para que la Coca Cola se interesase.
En definitiva; La botella del francés es bonita y resulta interesante como experimento formal, pero nada más. De todos modos se agradece que alguien quiera ir más allá de lo establecido e innovar en esta época de clones descarados y retornos al pasado que nos azotan.
Y lanzado en esta botella-cohete he comenzado este blog, pronto más y tal vez mejor.

Empezando

Comienzo hoy a llevar este nuevo blog con la intención de convertirlo en un lugar para la crítica del diseño y la ilustración, así como materias adyacentes.
Quiero dar lugar aquí a críticas que resalten lo positivo o negativo del diseño con el que me cruce, ya sea paseando por la calle o navegando en internet.
Deseo que este sea un blog participativo, donde todo el mundo pueda dejar sus comentarios para que entre todos incentivemos la tan necesaria crítica del diseño y la ilustración.
Espero que todo salga como deseo.